El primer mes de embarazo finaliza a la sexta semana contando desde el primer día de la última menstruación, que coincide con la cuarta semana de gestación. Es decir que a la semana séptima el embarazo avanza: has llegado al segundo mes, que finalizará al término de la semana 10 de gestación y a la 12 desde la fecundación.
Cómo sigue el desarrollo del feto
Antes de comenzar a hablar de la séptima semana de embarazo, repasemos la sexta (la última del primer mes): aquí el embrión flota en el líquido amniótico, ese fluido que se encuentra dentro de una especie de burbuja denominada saco amniótico o saco gestacional (o bolsa).
El saco amniótico se forma aproximadamente a los diez días de que el óvulo fue fecundado por el espermatozoide y está constituido por dos membranas (una interna y otra externa) que cubren al futuro bebé. La membrana interna o “amnios” es aquella que contiene el líquido amniótico, y la externa o “corion” forma parte de la placenta y contiene el amnios. Por eso cuando una mujer está lista para dar a luz se dice que “rompió bolsa”.
Por su parte, el líquido amniótico tiene la función de amortiguar los movimientos que realiza el feto mientras se desarrolla, de modo que las paredes del útero no presionen ni lesionen su frágil cuerpo.
En esta instancia, el embrión pasa de ser una pequeña masa indefinida a presentar cierta forma humana. Como decíamos anteriormente, el embarazo avanza: has llegado al segundo mes. Veamos:
7 semanas: el embrión ya es visible en una ecografía y mide 1 centímetro de largo. Ya tiene el cordón umbilical a través del cual se alimentará. Por eso ya avanzan en su formación el sistema digestivo (estómago, vesícula, intestino y páncreas) y el respiratorio (pulmones), aunque todavía no funcionan por completo.
8 semanas: el bebé puede llegar a medir hasta 2 centímetros. Ya se distinguen ojos, párpados, boca, orejas, piernas, brazos, manos, pies y dedos, aunque todavía no están bien definidos, sino que apenas empiezan a asomar desde el tronco. En tanto que el hígado y el corazón comienzan a optimizar sus funciones. También crecen las vértebras y costillas. Su piel es apenas una capa trasparente y extremadamente fina.
Cabe recordar que hasta que finalice el tercer mes, te encuentras en un período en el que deberás visitar asiduamente al ginecólogo para que corrobore que todo siga bien, porque es cuando hay más riesgos de tener un aborto espontáneo. Por este motivo, si sientes dolores fuertes en el útero o tienes pérdidas de sangre, acude de inmediato al médico.
Con las ecografías, análisis de sangre y demás estudios de rutina que te indique el médico, en esta etapa sabrás si el desarrollo del bebé es normal, si hay más de un embrión, si experimentas un embarazo ectópico o uno anembrionario, si padeces alguna enfermedad que pueda afectar al niño, como HPV (Virus del Papiloma Humano), HIV, toxoplasmosis, hepatitis, rubéola o bien una enfermedad genética. El embarazo avanza: has llegado al segundo mes, de modo que los cuidados deben ser extremos.
9 semanas: el feto mide aproximadamente 3 centímetros y su forma humana está más definida. Los dedos están más separados, las orejas se despegan de la cabeza y los ojos, que son como dos puntos negros, les dan lugar a los párpados. Si bien sus genitales están formados, aún no puede conocerse el sexo a través de una ecografía (será necesario llegar al tercer mes para saberlo). Además de flotar, el pequeño ya se mueve dentro del vientre, pero tampoco es posible sentirlo, al menos con intensidad.
10 semanas: en esta instancia, el feto mide unos 4 centímetros y pesa unos 5 gramos. Su sistema auditivo se va perfeccionando y pronto comenzará a oír tu voz y algunos otros sonidos, como la música. Por eso es importante que le cantes o pongas alguna música que te gusta para él o ella. También salen las uñas y pequeñas raíces que luego sostendrán sus dientecitos. Ya los órganos del aparato digestivo se ubican adecuadamente para poder digerir los alimentos cuando ya haya nacido.
Las sensaciones de mamá
En el segundo mes de embarazo, los cambios en el sentir cotidiano del cuerpo de la madre se van intensificando, para bien o para mal, ya que hay mujeres que durante todo el embarazo, o gran parte de él, tienen vómitos, mareos, malestar estomacal, dolores en las piernas y demás. Otras, por el contrario, lograrán disfrutar a pleno.
De todos modos, el mismo organismo te indicará lo que necesitas hacer, como caminar, recostarte, dormir y demás acciones aliviadoras. Es que el embarazo avanza: has llegado al segundo mes, y cada vez más notarás los cambios de tu cuerpo.
Aquí la panza todavía no se nota, y debido a que aún te encontrarás en una etapa crítica, posiblemente tú y tu pareja decidan no comentar este acontecimiento con familiares ni amigos hasta no llegar al tercer mes.
En esta instancia, la madre desarrolla mecanismos vitales para sostener dos sistemas: el propio y el de su bebé, que nada pacíficamente dentro de ella. Por eso verás que tu frecuencia cardíaca y la respiración aumentan, lo cual permite que llegue más sangre al útero, y en consecuencia, también al pequeñín. Así, el útero se ensancha y sus paredes adquieren grosor (a mayor tamaño del bebé, mayor amortiguación).
Por otra parte, generalmente los pechos se ponen mucho más sensibles y los pezones se oscurecen y agrandan (se están preparando para que el bebé los succione y se alimente de la leche).
Te recomendamos que en esta etapa practiques alguna disciplina suave como el yoga, ya que aprender a respirar y a suavizar el cuerpo con ciertas posiciones los favorecerá muchísimo a ti y a tu futuro hijo o hija. Y por supuesto, lleva una dieta alimentaria variada pero liviana a la vez. Tampoco olvides seguir tomando ácido fólico, que impedirá defectos congénitos en la columna y el sistema neuronal del bebé.
El embarazo avanza: has llegado al segundo mes, y todo lo que puedas hacer para lograr bienestar, tendrá sus buenos frutos durante todo el proceso de gestación, incluso en el momento del parto.